sábado, 16 de agosto de 2025

MÉTODO PARA BUSCAR AGUA POCO CONOCIDO

Hacia finales del siglo XVII Bartolomé Bléton, un hombre de campo nacido en Rouvente, parroquia dependiente de la comuna de Saint Jeant en Royant (Francia), fue recogido por caridad en uno de los conventos de cartujos del Delfinado. A los 7 años de edad ya era capaz este niño de encontrar manantiales. Se dieron cuenta los frailes que cada vez que se sentaba en una piedra y le aparecía la fiebre, justo debajo aparecía un manantial.

La presencia de agua subterránea le producía una sensación de opresión en la zona del diafragma, un temblor y enfriamiento general se apoderaban de él al mismo tiempo que sus piernas bamboleaban, tenía convulsiones y el pulso disminuía poco a poco. Según le apartaban del curso de agua desaparecían sus síntomas.


En vez de usar la típica horquilla de la época, empleaba una rama un poco curva de 1 m. a 1,35 m., de un dedo de grosor, que ponía horizontalmente sobre los índices de las dos manos (ver figura). En cuanto se encontraba sobre agua subterránea, esta rama giraba sobre su eje en más o menos tiempo y más o menos rápidamente, según la cantidad y fuerza del agua, dando de 30 a 35 vueltas por minuto, hasta 80 y más. También empleaba a veces tubos de metal. Si la rama giraba hacia atrás, Bléton era capaz de calcular la profundidad exacta.



Este religioso descubrió más de 800 manantiales e infinidad de minas de hulla.